Es muy común que proyectemos sobre otras personas aquellos
aspectos de nuestra naturaleza que consideramos negativos, y cuya existencia no
nos gusta admitir. Por ejemplo, podemos temer que un amigo nos traicione cuando
en realidad, lo que hacemos es proyectar sobre él nuestra propia capacidad para
la traición. Cualquier faceta que neguemos de nosotros mismos, la percibiremos
como perteneciente a otros. Pero también podemos proyectar sobre otras personas
las cualidades positivas que no hemos integrado en nuestra naturaleza. De hecho,
podemos negar nuestra propia espiritualidad y sabiduría y atribuir esas cualidades
a los demás. El propio Sí mismo Superior puede ser proyectado sobre un gurú, un
terapeuta e incluso un astrólogo. De esa manera nosotros podemos seguir siendo
pequeños y por lo tanto, no tenemos que enfrentar la responsabilidad de
cultivar nuestras posibilidades superiores.
Las personas que tienen Júpiter o Neptuno en la casa VII
pueden ver esas cualidades en los demás antes que en sí mismos. También quienes
tengan el Sol, Luna o Venus en oposición a Júpiter o Neptuno suele ver las
cualidades de estos dos planetas fácilmente en los demás. Las personas que
tienen a Venus oposición Neptuno o Júpiter pueden idealizar en exceso a sus
seres amados. Cualquier cosa que admiremos o apreciemos mucho existe también en
algún lugar de uno mismo, porque de otra manera no podríamos hacerla
depositaria de tanta cargar afectiva.
(adaptación “La Dinámica del Inconsciente” Liz Greene)
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