Cuando tenemos miedo a la responsabilidad, es muy posible
que estemos pensando que si nos abrimos a nuestro Sí mismo Superior, ya no
podremos seguir siendo niños, tendremos que crecer y ya no podremos permitirnos
las debilidades. En estos casos, estar en contacto con el Sí mismo
Transpersonal implicar un deber y una responsabilidad muy pesados. Muchas
personas se cierran al conocimiento de su verdadera conexión con el resto de la
vida porque les da miedo la responsabilidad que eso implica.
Podemos creer, y con razón, que el conocimiento es una
manera de reducir la angustia. Si uno puede entender como funciona algo, es
probable que el miedo pierda fuerza, pero el tema que nos ocupa es el reverso
de esta cuestión. Un mayor conocimiento genera angustia porque lleva consigo la
carga de la responsabilidad. Estar al tanto de algo implica dejar de quedarse
quieto y hacer algo para resolverlo.
Puede que entrar en contacto con nuestro Sí mismo Superior
sea demasiado, no nos sentimos capaces, y entonces preferimos no saber nada de
las dimensiones transpersonales de la vida.
Astrológicamente, este miedo se relaciona con Saturno en
Sagitario, en la casa IX o en aspecto con Júpiter. Creemos que nos gustaría
expandirnos y crecer, pero nos asusta el duro trabajo que esto exige. Las
cualidades de Júpiter, Sagitario o la casa IX nos abren a la posibilidad de
expansión de nuestra consciencia, pero Saturno no quiere hacer el esfuerzo.
También puede ocurrirnos esto si nos sentimos divididos el fuego y la tierra.
Por ejemplo, alguien con el Sol en Aries y la Luna en Tauro, o alguien que tiene
muchos planetas en signos de fuego y también varios planetas en signos de
Tierra. El Fuego tiene la aspiración, pero la Tierra puede no estar dispuesta a
seguirla, porque tiende a desconfiar de la visión idealista del Fuego.
Si tenemos mucho Fuego, o una fuerte influencia de la casa
IX, Júpiter o Sagitario, podríamos tener una rica inspiración, pero si nos
falta tierra, o Saturno se encuentra débil es posible que nos limitemos a soñar
con lo que podríamos ser y que jamás lleguemos a convertirlo en realidad. Es
así que entonces podemos tener la energía y la disciplina necesarias para
levantarnos todas las mañanas a las 6.30 con el fin de cumplir un programa de
meditación que nos permita abrirnos al Sí mismo Superior. Sin embargo, la
Tierra puede ir apagando el Fuego e incluso puede extinguirlo. Nuestra parte
terrena puede decir ¿Por qué tenemos que hacer esto? ¿Por qué tenemos que ser
un Dios?... ¿A cuál de nuestras energías le daremos lugar?
(adaptación “La Dinámica del Inconsciente” Liz Greene)
Comentarios
Publicar un comentario