Nosotros en el espejo de los otros


 

“No elegimos a los otros al azar.

Nos encontramos con aquellos que

existen ya en nuestro inconsciente”

Sigmund Freud

  

Hace algunos años, una frase atribuida al creador del Psicoanálisis cerró un encuentro astrológico que compartí con un grupo de amigos. En aquel momento fue más que un simple cierre: funcionó como una premonición de un renovado interés por la psicología. Hoy la elijo para abrir esta introducción porque, entre esos encuentros y estas palabras, existe una línea directa de conexión y, sobre todo, porque sintetiza con profundidad el sentido de este blog.

    Por entonces, me acompañaba una idea persistente: el mundo estaba lleno de individualidades que no lograban encontrarse de verdad, inmersas en una época marcada por la velocidad, lo efímero, lo superficial y la tecnología. Cada vez que esa certeza aparecía como algo irrefutable, surgía también, casi de manera refleja, una pregunta que abría la puerta a muchos otros interrogantes, encadenándose unos a otros como eslabones.

    Con el tiempo, fui ensayando múltiples respuestas. Descubrí que hay tantas como miradas posibles, y la astrología es una de ellas. No sólo ofrece un punto de vista, sino también una caja de herramientas capaz de ayudarnos a explorar estas preguntas. Sin embargo, este blog no pretende ser un manual de instrucciones: es apenas el esbozo de una guía para identificar los mecanismos inconscientes y las creencias que condicionan nuestras elecciones. El trazado del mapa le corresponde a cada viajero, y para cada uno será distinto y único.

    Las notas que siguen funcionan como señales en un mapa, marcando puntos de partida posibles. En cada recorrido —singular y diferenciado— descubriremos que todas las personas que encontramos llevan algo que nos pertenece, algo que nos concierne y que nos habla de quiénes somos, más allá de la imagen que creemos tener de nosotros mismos. Esa danza de encuentros y desencuentros nos ayuda a reconocer lo que aún no comprendemos de nosotros, nos enfrenta con la necesidad de asumir nuestras demandas afectivas, nuestros deseos no admitidos y las expectativas que depositamos en otros con la esperanza de ver florecer lo más bello. Tomar las riendas de la propia vida puede parecer una tarea ambiciosa, pero no podemos renunciar a intentarlo.

    Intuitivamente sabemos que no hay encuentros casuales. Todo sucede por una razón que no siempre es evidente, y aquello que no integramos tiende a volver, repitiendo patrones. Estas ideas nos ayudan a comprender por qué sentimos atracción por ciertas personas, qué nos une y qué nos separa de ellas, y cuál es el sentido de que nuestros caminos se crucen. No se trata de azar ni de un guion escrito de antemano: el destino no está fuera de nosotros, sino que es la suma de aprendizajes, contenidos inconscientes y decisiones conscientes.

    En este sentido, la astrología nos invita a mirar más allá de lo aparente, a detectar conexiones donde antes no veíamos nada. Nos propone cambiar la perspectiva, no para enfocarnos obsesivamente en los detalles —esa sería una mirada científica y reduccionista— sino para tomar distancia y captar la red global que nos conecta con el universo.

    La filosofía hermética enuncia siete principios o leyes universales estrechamente vinculados al saber astrológico, y se apoya, sobre todo, en uno: “Como es arriba es abajo; como es adentro es afuera”. Lo que nos ocurre se corresponde con el movimiento de los planetas en el cielo, y lo que vivimos internamente tiene un vínculo directo con lo que sucede en el mundo exterior. La carta natal es, en este sentido, un campo energético, una red vibratoria que nos conecta con el Todo. En palabras de Jung, es la expresión de la sincronicidad: la coincidencia significativa, no causal, entre fenómenos internos y externos que se encuentran en el mismo tiempo.

    Por otra parte, el paradigma contemporáneo de la complejidad ha transformado la forma de pensar el mundo, invitándonos a concebirlo como una red en constante interacción, con múltiples caminos, configuraciones y reconfiguraciones que se despliegan mientras avanzamos. En sintonía con esta visión, la astrología nos propone cruzar espejos, atravesar umbrales, dar saltos de conciencia, mirar desde dentro y luego desde fuera, deshacer caminos, desarmar tramas y dejar que la energía fluya hasta que encontremos la señal para seguir.

No importa cuánto tiempo tome: todo recorrido significativo, si es auténtico, siempre nos devuelve a nosotros mismos.

Comentarios

Entradas populares