Venus en Escorpio
Cada vez que nos adentramos en Escorpio, la energía se vuelve intensa y nos sumerge en profundidades que a veces preferiríamos evitar. La persona con Venus en Escorpio se siente atraída por lo que otros suelen considerar feo, oscuro, prohibido o tabú. Por eso, es común que reprima esos placeres, temiendo el juicio ajeno. Liberarse de los prejuicios heredados socialmente no es fácil. La salida más sencilla es negar todo aquello que podría ser mal visto para no sentirse culpable por disfrutarlo. La opción más valiente, en cambio, implica abandonar la culpa y permitirse vivir sus deseos auténticos. El arte, en sintonía con Venus, puede servir como un canal para sublimar y expresar ese material reprimido, incluso si no se ajusta a las normas estéticas convencionales.
La energía sexual que emana Venus en Escorpio es poderosa y transformadora, pero al igual que cualquier planeta en este signo de agua, le cuesta entregarse plenamente y soltarse. Prefiere mantener un control estricto, refugiándose en fantasías sin límites ni inhibiciones. Sin embargo, si encuentra a alguien capaz de desarmar su coraza, no solo física sino también emocional, se abre un espacio inmenso para el placer y la intensidad sexual. En la historia de Escorpio, este momento suele llegar, pues la pasión está en el núcleo de todas sus acciones: siempre busca entregarse apasionadamente.
Se siente atraído por personas complejas, enigmáticas, intensas y dominantes, donde se entrelazan los sentimientos más profundos y contradictorios: la entrega, la fusión, pero también el sufrimiento. La relación entre amor y dolor que caracteriza a este signo de aguas profundas no es fácil de comprender.
Debido a su magnetismo sexual inconsciente, Venus en Escorpio puede verse envuelto en situaciones ambiguas. Su energía sexual es a menudo malinterpretada, y sin quererlo puede exponerse a experiencias de manipulación, celos o acoso.
Para este Venus, las relaciones son un terreno minado, una lucha constante por el poder entre dos fuerzas. Quien domine la batalla tendrá el control, pero detrás de ese dominio no hay poder verdadero, sino una compulsiva necesidad de apego y fusión, un temor profundo a perder al ser amado. Los vínculos son intensos, nada es tibio. Puede experimentar un amor prohibido, una obsesión atravesada por deseos compulsivos o una pasión de película, pero siempre se trata de una relación profundamente transformadora.
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