La Luna en Aries
Cada signo lunar percibe y responde al mundo desde un punto de vista propio. En el caso de la Luna en Aries, la emoción necesita expresarse a través de una descarga intensa de energía, casi explosiva, que le permita desviar cualquier señal incipiente de vulnerabilidad o vacío. Esta persona busca espacio para actuar, tomar la iniciativa, sentir la adrenalina de los riesgos y afrontar desafíos. Decide y actúa guiada por sus deseos, sin detenerse demasiado en las necesidades ajenas. Ese impulso puede ser su mayor fortaleza o su mayor debilidad, según las circunstancias en las que se manifieste.
Cuando la Luna en Aries se siente insegura, suele ponerse a la defensiva, provocando discusiones y enfrentamientos. Confronta de forma explosiva e impulsiva, sin registrar el impacto que su exceso de energía tiene en los demás. Tras el estallido, llega la calma. Su emoción primaria ante cualquier amenaza —interna o externa— es la ira, que se activa sobre todo cuando siente que su autonomía o sus deseos están siendo invadidos. La angustia aparece cuando percibe que alguien cruza sus límites y pone en riesgo su independencia, lo que la lleva a prepararse para la lucha.
En el fondo, detrás de cada enojo siempre hay angustia, pero el enojo es más energizante y le resulta más fácil de gestionar. La clave para esta Luna está en aprender a moderar su ira frente a la frustración de no poder hacer lo que quiere. Suele reaccionar de manera intempestiva cuando le marcan límites, cuando se siente encerrada o cuando las cosas se ralentizan o se complican. Aquí aparece una contradicción profunda: por un lado, desea decidir sin consultar con nadie; por otro, se involucra con personas que le indican qué hacer.
La lógica implícita de este mecanismo inconsciente asocia afecto con agresividad: en esa “batalla” donde el otro invade y la Luna en Aries se defiende, en realidad hay amor. De hecho, si se encuentra con alguien que no interfiera en su camino, podría interpretar esa ausencia de oposición como falta de interés o de afecto, y aun así buscaría iniciar un debate para evitar sentir el vacío. Resolver esta paradoja implica reconocer que el deseo de hacer siempre lo que uno quiere es más cercano a una fantasía, y que no todas las personas que la rodean son invasivas.
Otro refugio frecuente para esta Luna es la velocidad y la hiperactividad. Ante una oleada de inseguridades, puede salir a caminar, correr, conducir o practicar deportes para calmarse. Este canal físico es una vía mucho más saludable para descargar la tensión y expresar el enojo. Por eso, resulta recomendable que cualquier persona con Aries fuerte en su carta incorpore actividad física a su vida diaria, como una forma de liberar energía y prevenir “guerras” que, aunque breves, pueden dejar huella.

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