A veces, en los momentos en que parece que el mundo se cae a pedazos, algo empieza a construirse y esos fragmentos comienzan a ordenarse de una manera nueva. Dicen que en las crisis emerge una fuerza creadora que nos abre los ojos a lo impensado. ¿Pero que hacemos con la incertidumbre y la falta de certezas que despierta lo desconocido? Anhelamos un mundo seguro y estable que ha empezado a cambiar sin que podamos evitarlo. Habrá que experimentar el vacío que nos atraviesa al sentirnos vulnerables, habrá que aprender a sostener a nuestro niño interior asustado, escuchar a nuestro maestro interno y confiar en su sabiduría y entonces tal vez demos un paso más en la evolución de la humanidad.
Venimos atravesando la conjunción de Júpiter y Plutón en su primer encuentro el 5 de abril, en su segundo encuentro el 30 de junio, el tercero será en noviembre. Venimos observando que Júpiter expande sin tregua el COVID 19 hacia todo el planeta. Decimos que la función de Júpiter es expandir lo que encuentra y la de Plutón es transformar. Pero hagamos una segunda lectura y vayamos más allá de la manifestación concreta de esta energía. Júpiter en conjunción a Plutón nos interroga sobre el sentido de la vida, y nos hace cuestionar todas nuestras ideas, destruye los sistemas de creencias, dejándonos a la deriva, hasta que podamos construir unas creencias diferentes a partir de una nueva visión de la vida. Es claro que el mundo va a ser distinto después de esta pandemia, fundamentalmente porque va a cambiar nuestra percepción. Esta energía nos empuja a buscar un significado de la vida mucho más profundo, unas ideas que nos transformen, y que alteren a todas las sociedades del mundo. Júpiter expande nuestra conciencia y nos permite comprender los mecanismos invisibles que frenan la evolución.
Dice Victor Frankl “El dolor hace al hombre lúcido y al mundo transparente. El dolor abre perspectivas hasta el fondo”.
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