Marte nos permite tomar las decisiones que nos llevarán a ser lo que realmente somos. Kierkegaard creía que la forma más común de la desesperación consiste en no ser uno quien es. Y agregaba que una forma aún más profunda es el intento de ser alguien diferente de quien se es. Si negamos o reprimimos completamente a Marte, porque tenemos miedo de ser violentos, egoístas o absorbentes, es probable que simultáneamente echemos a la papelera todo lo que hay de saludable en nuestra agresividad. Y al hacer esto perderemos la capacidad de hacernos valer, de defendernos y de decidir lo que queremos, y además la libertad de elegir lo fundamentos de nuestra propia vida y de nuestro destino.
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