La mente es la base de operaciones de la persona con la Luna en Géminis. Sus recursos más potentes son las palabras que le permiten nombrar, explicar y entender sus emociones. Necesita pensar, hablar, razonar, hacer dos, tres o más cosas a la vez, cambiar las variables si es necesario, y vivir en un zapping constante que le impida concentrar su atención en una sola actividad. El mecanismo que se activa es el de intelectualización, tomando distancia de las emociones para evitar la angustia que se moviliza cuando se siente vulnerable. Si la Luna en Géminis vive en su cabeza no hay riesgo de que baje al corazón. Esto no significa la ausencia de emociones, sino que frente a la emergencia de la emoción necesita entenderla, racionalizarla, encontrarle una explicación lógica que la tranquilice. Pero pensar no es lo mismo que sentir.
Cuando la
Luna en Géminis no entiende lo que le pasa se siente insegura e incómoda y
necesita hablar, pensar, escribir, buscar respuesta en los libros de autoayuda,
buscar información en Google, que respondiendo a una naturaleza esencialmente
geminiana le ofrece una diversidad de información simultánea.
Para la
persona con la Luna en Géminis llevar la emoción al plano de la razón es la
manera de quitarle peso, le permite desenfocar y desconcentrarse de lo que está
sintiendo. Es bastante común que frente a una situación angustiante o dolorosa
recurra al humor o el chiste como una forma de descomprimir la intensidad de la
emoción y convencerse de que nada de lo que está sucediendo es tan terrible, ni
tan dramático, aunque lo sea.
En tiempos de
crisis la Luna en Géminis se vuelve muy inestable, cambia de opinión
constantemente, la vida se diversifica, y anda distraída, inquieta, haciendo
muchas cosas. Si pudiera estar en varios lugares a la vez lo haría con enorme
alegría. Dividirse, multiplicarse, dispersarse y jamás concentrarse sería el
slogan geminiano.
Su meta es
que todo esté bajo el dominio de la mente para evitar que aquello que está
fuera de la razón sea el origen de su angustia. Y las emociones siempre están
fuera del control de la mente, por lo cual cuando siente se pone a pensar. La
luna en Géminis tampoco sabe bien cómo reaccionar ante las emociones ajenas. Si
alguien se muestra demasiado sentimental necesita apelar al diálogo, porque en
última instancia la palabra es lo afectivizado. Para esta luna el amor es poder
decir lo que piensa que siente. La comunicación es la base para construir una
buena relación, pero el diálogo, lejos de llegar a ser profundo, es la forma en
que el amor se expresa, como una conexión de mentes que juegan y se estimulan,
sin tomarse las cosas demasiado en serio. Lo que importa es que el intercambio
nunca se corte. La mente geminiana es una radio que no para de hablar y va de frecuencia
en frecuencia, haciendo interferencia en su señal.
El desafío
para la persona nacida con la Luna en Géminis es aprender a bajar el volumen
del pensamiento para que pueda escuchar lo que está ocurriendo en el nivel
emocional. Un gran paso será permitirse la expresión irracional de las
emociones, el llanto, el enojo, e incluso la pasión sin juzgar ni buscar
explicación.
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