Urano ingresó a Aries el 12 de marzo de 2011 y permanecerá
allí hasta el 15 de mayo de 2018, luego en movimiento retrógrado volverá a Aries
el 7 de noviembre hasta el 6 de marzo del 2019, cuando ingrese en Tauro.
Pensaremos a Aries como una manifestación de energía de
enorme potencia. Diremos que Aries es el origen de una energía que se
manifiesta, irrumpe y enciende. Recordemos que Aries es el signo que inicia el
zodíaco, y esto implica que es el signo más inocente y espontáneo, ya que no
esconde ningún tipo de complejidad.
Aries es el inicio y el principio creativo sin
condicionamientos. Cuando pensamos en Aries sentimos una potencia interna que
nos mueve a la acción en la inmediatez, tenemos la sensación de que todo ocurre
a una velocidad que no nos permite detenernos a reflexionar, porque Aries es
impulso, frontalidad, riesgo y agresividad.
Es la materia prima que despliegan los líderes y pioneros
que van al frente de todas las grandes iniciativas.
Aries es un signo que se corresponde al elemento Fuego, a
diferencia de Urano, dominado por el elemento Aire. Esta combinación representa
cambios fundamentales en todo tipo de orden establecido, porque el Aire aviva
el fuego, lo alimenta y lo vuelve voraz.
Urano tiene la particularidad de dedicarse a romper todas
las reglas, rebelde con causas va en contra de todo lo establecido, lo viejo,
lo tradicional, y por supuesto va en contra de la autoridad.
Este planeta que fue descubierto por un músico aficionado a
la astronomía representa el principio de incertidumbre. Actúa de forma excéntrica e inesperada, se
asocia al cambio y la ruptura para que lo nuevo emerja en nuestras vidas.
Un tránsito de Urano puede generarnos mucha ansiedad y
sensación de frustración, pero estos sentimientos son claras señales de que es
momento intentar cosas nuevas, aunque implique correr algunos riesgos. Es común
que cuando nos enfrentamos a un tránsito de Urano se dispare el temor a perder
la seguridad, por eso cuando no seguimos los impulsos del cambio que
necesitamos, se nos es impuesto por las circunstancias externas.
Urano nos empuja a salir de nuestra zona de confort, nos
dice que ya estamos preparados para liberarnos de todas las restricciones y las
pautas rígidas que nos impiden evolucionar.
Con el tránsito de Urano en Aries nos sentimos como un volcán en
erupción. Nos enojamos con todo lo que nos signifique una limitación para
nuestro despliegue. No aceptamos que nadie nos diga lo que tenemos o no que
hacer, simplemente reaccionamos con ira ante cualquier orden impuesta.
Pero Urano en Aries nos conecta con nuestra intuición, esa
voz interior que tiene certezas que nuestra razón suele
cuestionar y poner en duda.
Con este tránsito estamos expuestos a las situaciones
inesperadas, nuestro progreso puede ser repentino, y los cambios se manifiestan
con tanta velocidad que podemos sentir que el piso se ha corrido bajo nuestros
pies.
La estructura de nuestra personalidad basada en el sentido
de pertenencia y seguridad no es compatible con la incertidumbre y el desapego
al que nos expone la energía de Urano, sobre todo en el signo de Aries. Si
naturalmente Urano representa lo imprevisto, Aries le aporta la urgencia. Y
ante esta manifestación nos sentimos a la intemperie, arrasados por fuertes
vientos, entonces tratamos de aferrarnos con todas nuestras fuerzas, pero la
corriente es mucho más intensa y nos obliga a soltar y experimentar la libertad
del ahora.
Urano en Aries hace sonar una alarma en nuestro interior que
nos saca del letargo. ¿Estamos dispuestos a oírla? ¿O preferimos seguir
durmiendo?
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