Está bastante claro que la razón por la que nos resistimos a
ser quienes realmente somos es que esto significa enfrentar facetas de nuestra
personalidad que nos asustan o nos resultan amenazantes, las cuales hemos
reprimido por una u otra razón. En general, lo hacemos para obtener el amor de nuestros
padres en la etapa de la niñez.
Liberar el sí mismo verdadero significa tener que llegar a
un acuerdo con nuestra sombra, y eso no es especialmente agradable. Entonces
cabe preguntarnos por qué somos tantos los que nos resistimos a abrirnos a las
energías superconscientes y del Sí mismo Superior.
(adaptación, “Dinámica del Inconsciente” Liz Greene)
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