Hoy por la noche asistiremos al primer eclipse de Luna que da
inicio a la temporada de eclipses del
2017. Este eclipse penumbral de Luna se
produce en el eje Leo/ Acuario y representa el estímulo inicial que nos llevará
a encontrar respuestas a través de los próximos eclipses.
Los eclipses de Luna se manifiestan en un nivel inconsciente
y emocional, dándonos una señal de los cambios que vendrán después.
Para saber en qué área de nuestras vidas nos afectará un
eclipse deberemos identificar en que casa de nuestra carta natal se produce, y
conocer los asuntos que esta casa nos pide revisar de acuerdo al eje de signos
afectados.
Muchos astrólogos tienden a suponer que la resonancia de los
eclipses lunares se extiende por seis meses; en este caso sería hasta el
próximo eclipse de Luna que se producirá 6 meses después, en este caso el 7 de
agosto, también en el eje Leo / Acuario.
Un eclipse de Luna es una Luna Llena muy potente que dirige
su energía a las relaciones, pero no sólo las relaciones entre las personas,
también puede ser la relación con nuestro trabajo o con el cuerpo, y en general nos muestra algo que nos falta. De pronto nos damos cuenta de algo que
necesitamos, o de algo que queremos. Las cuestiones que salen a la luz, se han
ido gestando internamente sin nuestra intervención consciente, recuerden que
los eclipses de Luna tienen una manera muy sutil de actuar. Son momentos de
mucho movimiento emocional y de crear consciencia. Por lo tanto, también
representan una excelente oportunidad para dejar atrás viejos hábitos.
Ante un eclipse de Luna en el eje Leo / Acuario nuestra
imagen se ve cuestionada por nosotros mismos. Es posible que tengamos que
hacernos cargo de nuestra necesidad de reconocimiento, en el área de la carta
que nos toque, puede ser reconocimiento de nuestra pareja, en nuestro trabajo,
de nuestros hijos. Puede que tengamos que reconocer que anhelamos un trato
especial, o que necesitamos diferenciarnos de los demás para imponer nuestra
individualidad. Pero al mismo tiempo podemos sentirnos presos de nuestra
imagen. ¿Somos realmente la imagen que el afuera nos devuelve? ¿Qué está
reflejando nuestro espejo? ¿Estamos identificados con quien creemos ser? Tal vez este
eclipse nos invita a trascender nuestra propia individualidad para mezclarnos
en el grupo, como una manera de trascender nuestra imagen, salirse del espejo y
experimentar la sensación de una libertad que nos vuelve auténticos.
Todos independientemente del signo que seamos, somos Leo,
porque Leo y su regente el Sol representan el “YO”, la individualidad
diferenciada. Y Acuario hace justamente un movimiento contrario, huye de toda
identificación, por eso siempre es el raro o el loco.
Puede que durante estos eclipses estemos muy centrados en
nosotros mismos, pero es posible que se presenten situaciones en las que
tengamos que interactuar en grupo, en equipos de trabajo, en grupos
terapéuticos, en reuniones sociales, con amigos. De alguna manera este eclipse
nos abre a lo vincular.
Leo y Acuario serán los signos afectados, tanto si tienen el
Sol, la Luna, el Ascendente u otro planeta cerca de los grados en los que se
produce el eclipse. Para los leoninos que siempre se afirman en el centro de la
escena, el grupo se acercará como una gigantesca sombra que amenaza con
destruir su individualidad, por lo cual la experiencia de grupo será muy
necesaria para salir de la cárcel de la propia imagen. Para los
acuarianos que escapan de cualquier definición, el mayor interrogante que se le
planteará es ¿Quién soy? ¿Dónde estoy?
La temática común a los dos signos es la de sentirse
diferentes, pero en el juego de lo vincular lo resolverán de manera diferente.
Para Leo, que naturalmente se siente especial lanza toda su energía sobre los
demás para verse reflejado en la respuesta de los demás. Acuario, en vez de
buscar la confirmación de su identidad se desconecta jugando a escapar de
cualquier encasillamiento, de esta manera también se diferencia. No puede
sostener la imagen que le devuelve el entorno, se retira, se convierte en el
raro, el inconvencional, el rebelde.
Será difícil quedarnos sin imagen, porque es lo que nos da
identidad, pero deberemos preguntarnos qué tan pendiente estamos de ella, que
tanto nos define, que tanto huimos. Tanto en un caso como en el otro, la imagen
es la dificultad. Si nos damos cuenta de que estamos presos de nuestra imagen,
puede que necesitemos escapar, pero si estamos todo el tiempo esforzándonos por
huir de quedar encasillados, entonces quedaremos preso de nuestra imagen.
El profundo aprendizaje de este eje es la creatividad
humana, el encuentro y la libertad. Si somos capaces de dar todo en nuestros
vínculos, pero sin quedarnos atrapados en nuestra imagen, entonces seremos
seres auténticos y libres. No se trata de no tener identidad, sino de
comprender que todas las veces nos podremos definir de maneras de distintas, y
de este modo será también más fácil aceptar la diferencia del otro. La
verdadera libertad se experimenta cuando podemos relacionarnos con otros sin
interpretarnos, sin juzgarnos. Lo difícil será desprenderse de la imagen, ya
que esto nos plantea una crisis existencial, la sensación de no tener a que
aferrarse puede ser muy desestabilizadora, de pronto no sabemos quiénes somos.
Este proceso comenzará con el primer eclipse y recién hacia el segundo eclipse
estaremos en condiciones de tener respuestas más concretas.
El punto clave es mantener una actitud flexible, cuanto más
fijos estamos, más extrema será la renovación porque se impondrá desde el
afuera, mientras si tenemos una actitud más abierta, la renovación estará más
cerca de la consciencia.
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